domingo, 27 de octubre de 2013

El Plan B en TEDx Rosario 2013.

Alberto L. D’Andrea
La exposición arrancó más o menos así: “Hace unos años comencé a preocuparme por la problemática ambiental y el cáos económico mundial. Me propuse encontraralguna solución común a ambas temáticas a partir de un diagnóstico centrado en hechos concretos. Es así como encontré que en 1950 en el mundo había 2500 millones de habitantes y en el 2013, 7000. Estos nuevos 4500 millones de habitantes aparecidos en sólo 63 años ocupan espacio, necesitan  más alimentos, energía y contaminan el ambiente. De los 7000 millones de habitantes, 1000 no pueden comer si alguien no les provee recursos para alimentarse y 24.000 chicos mueren  desnutridos  por día. En el mundo existen 1000 millones de vehículos que consumen más de 93 millones de barriles de petróleo por día, entiéndase bien, con esa velocidad se está convirtiendo algo que está enterrado y no molesta en dióxido de carbono… Poco a poco me fui dando cuenta de que todos los tratados relacionados con el medio ambiente constituyen sólo el debe ser, pero en la práctica se aplican poco, y que los economistas de todo el mundo ven como las recetas aprendidas en las universidades fracasan día a día. En realidad tanto la economía como el medio ambiente están a la deriva. Noexiste ningún Plan A. Es por eso que hoy vengo a decirles: el mundo no tiene plan A, sólo nos queda un Plan B: ...B de bioeconomía, B de biotecnología y B de biofábrica transgénica.
A continuación expliqué con algún detalle la bioeconomía de Nicolás G. Roegen, la biotecnología moderna y  la biofábrica celular transgénica. Luego comenté: 
“Volvamos a nuestro ciclo: el mundo va a la bioeconomía, no por que los economistas quieran, simplemente por que los recursos naturales mandan. No existe en el mundo una carrera de bioeconomía, tampoco dentro de las carreras de economía actuales existe una materia que se llame bioeconomía y dentro de una materia tampoco hay una unidad de economía. Por eso los economistas piensan que todo se arregla con un golpe de confianza. No, necesitamos de la ciencia-tecnología de la bioerconomía, la biotecnología,  para generar los recursos necesarios. Finalmente el plan B cierra con su motor productivo, la biofábrica fotosintética ecológica alimentada por dióxido de carbono y catalizada por enzimas...
Cuando explico esto me quedo con la sensación de que los alumnos no lo entieden. En realidad lo entienden cognitivamente pero para avanzar en la temática hace falta una respuesta afectiva. Debe llegar al cerebro, pero también al corazón. Por eso y con esa pizca de audacia juvenil que me queda les hice un pequeño poema. Me gustaría compartirlo con ustedes. Se denomina: No estudies biotecnología…”
“Finalmente ahora que todos ya conocen el Plan B, quiero pedirles ayuda para  convencer a quienes tienen poder de decisión y a los economistas que podemos llegara un nuevo tipo de equilibrio para mejorar y hacer viable la vida en la tierra”.
A ustedes lectores de Biotecnología & Nanotecnología al Instante les pido lo mismo.
Gracias a un TEDx Rosario inolvidable.


Lectura complementaria:
No estudies biotecnología.

lunes, 28 de enero de 2013

El agotamiento de los recursos naturales del planeta conduce a la biodependencia.

La GFN (Global Footprint Network) y la New Economics Fundation (NEF) anualmente hacen el cálculo de la velocidad con que los humanos consumen los recursos generados en el planeta. Según lo informado, el 22 de agosto de 2012 el mundo agotó los recursos naturales producidos en la tierra durante el año. En apenas ocho meses los seres humanos hemos acabado con todos los recursos que el planeta puede proveer de forma sostenible. El resto del año se vivió a crédito de las futuras generaciones sobreexplotando los recursos naturales, acumulando exceso de carbono en la atmósfera y con la imposibilidad de procesar toda la basura generada. El "día del agotamiento" (Global Overshoot Day) se alcanzó 36 días antes con relación al año 2011. ¿Existe alguna solución?... Sólo la bioeconomía es viable, una economía basada en la biotecnología que utiliza materias primas renovables y su acervo de 65 millones de genes para generar energía, hacer más y mejores alimentos, producir con residuo cero para cuidar el medio ambiente y disminuir los gastos en salud, generando a su vez ingresos y trabajo en forma sustentable. Únicamente las "3 b" nos permitirán llegar a un nuevo tipo de equilibrio para hacer posible la vida en la tierra: bioeconomía, biotecnología y biofábrica transgénica.

Daisy no es una vaca cualquiera.

Daisy es el nombre de una vaca modificada genéticamente para dar leche hipoalergénica. En el artículo “Targeted microRNA expression in dairy cattle directs production of β-lactoglobulin-free, high-casein milk” publicado el la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, los investigadores del instituto de investigación AgResearch dependiente del Gobierno de Nueva Zelanda, explican las cualidades de su vaca transgénica hipoalérgica.
La beta-lactoglobulina (BLG) es una proteína con propiedades alergénicas presente en el suero de la leche de vaca y que no se encuentra en la leche materna (la leche vacuna puede causar alergias hasta en el 3% de los niños). Los investigadores modificaron la estructura genética de Daisy introduciendo dos microARN, unas moléculas que tienen la facultad de inhibir la expresión del gen responsable de la producción de la proteína BLG. Como resultado de ello, la leche de Daisy, no registra en su análisis niveles detectables de la proteína BLG. Hasta ahora, la industria láctea ha reducido el potencial alérgico de la leche mediante procesos químicos no sólo más costosos, también capaces de dejar un sabor amargo en la leche.
El trabajo cosechó críticas de grupos neocelandeses contrarios a la manipulación genética. No obstante Daisy constituye otro ejemplo del reemplazo de los procesos químicos por biofábricas transgénicas.

domingo, 20 de noviembre de 2011

Hay plan B. Bioeconomía, Biotecnología y Biofábrica ecológica.

Los recursos naturales ya no son inagotables. El mundo enfrenta grandes problemas como: el aumento de la población mundial aproximándose a la “carga máxima de la tierra”, fuerte incremento en la demanda de energía y alimentos, aumento de la contaminación producto de la mayor cantidad de habitantes y de la actividad humana, una peligrosa acumulación de gases en la atmósfera, agotamiento de la energía fósil-extractiva antes abundante y barata, y un declive constante de la diversidad biológica ante la apropiación de más espacios físicos por el hombre.
No es de extrañar entones la cantidad de crisis económicas de los últimos años. Todas estas crisis se originan en el agotamiento de modelos económicos de producción y consumo cíclicos montados sobre la base de que los recursos naturales son inagotables. La economía ortodoxa no tiene un plan A, hace agua por todos lados, no puede dar respuestas reales a las necesidades socioeconómicas crecientes.
En el contexto planteado resurge el modelo económico concordante con las leyes de la naturaleza: la bioeconomía de Nicolás Georgescu-Roegen de la mano del avance de su tecnociencia, la biotecnología, y su motor productivo la biofábrica (preferentemente celular y fotosintética). Hoy podemos redefinir a la bioeconomía como una economía basada en la biotecnología capaz de generar en tiempo y forma los recursos naturales renovables con su acervo de 65 millones de genes para dar respuestas a necesidades socioeconómicas tales como la demanda de energía, alimentos, disminución de los gastos en salud y cuidado del medio ambiente, generando a su vez trabajo e ingresos en forma sustentable.
Es hora de utilizar los millones de genes conocidos para crear una nueva matriz económica, restablecer las pautas perdidas en la naturaleza y hacer posible la vida en la tierra.

Las biofábricas de petróleo “in situ”

En San Vicente de Raispeig, cerca de Alicante, España, desarrolla su actividad la primera biofábrica de petróleo: BFS (Bio Fuel Systems). Una planta industrial con 400 tubos de 8 metros de alto en los que crecen millones de microalgas fotosintéticas alimentadas fundamentalmente por el dióxido de carbono provisto por una cementera vecina.
En los 5 años de desarrollo del proceso se seleccionaron varias decenas de cepas microalgas pertenecientes a la familia de las clorofíceas. En los tubos se reproducen con rapidez, luego diariamente una parte de este líquido repleto de microalgas se extrae y filtra. La biomasa obtenida mediante tratamientos tipo pirólisis producen un líquido capaz de sustituir en un 100% el petróleo tradicional.
En una superficie de 1 hectárea se obtienen 5 barriles de petróleo por día . La producción necesaria de 90 millones de barriles diarios podría lograrse dentro 5 a 10 años en una superficie total de unos 100.000 kilómetros cuadrados con plantas distribuidas por todo el mundo, cerca de los centros de consumo y sin necesidad de costosos fletes.
Un biopetróleo renovable, obtenido por fotosíntesis, consumiendo grandes cantidades de dióxido de carbono y destinado a mantener el equilibrio necesario para un desarrollo sustentable.

Biofábrica de arroz transgénico para producir albúmina humana

En la reciente publicación de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences “Large-scale production of functional human serum albumin from transgenic rice seeds” referida a un trabajo de investigación realizado por un equipo de 17 científicos dirigidos por Daichang Yang de la Universidad de Wuhan, China, se presenta un arroz al que le insertaron el gen para la producción de albúmina humana.
La albúmina de suero humano (HSA) se utiliza para tratar enfermedades graves como el shock hemorrágico, la hipoproteinemia, la eritroblastosis fetal y la ascitis causada por cirrosis hepática. También para suplemento de medios de cultivo en la producción biofarmaceútica. Se estima una demanda mundial anual de HSA de 500 toneladas. En la actualidad su producción comercial se basa en la recolección de sangre y posterior separación. La escasez y la contaminación de la sangre donada por virus conduce a la búsqueda de vías alternativas de producción.
El genoma del arroz concluido en el año 2005 y su abundante cosecha permiten mediante la incorporación al genoma del gen responsable de la expresión de la albúmina humana, constituir una biofáfrica de alto rendimiento, bajo costo y bajo riesgo de reacción inmune. Se pueden extraer de cada kilo de arroz transgénico 2,75 gramos de HSA, una dosis de 10 gramos (50cc al 20%) cuyo valor es de 100 dólares se podría conseguir de 3,6 Kg del arroz transgénico cuyo costo total no supera los 4 dólares.
Biofábricas fotosintéticas, consumidoras de dióxido de carbono y catalizadas enzimáticamente para obtener desde albúmina humana en arroz hasta nafta a partir microalgas modificadas genéticamente.
La biofábrica es la respuesta concreta de la biotecnología para mantener el equilibrio y hacer posible la vida en la tierra.